Translate

EL ÉXITO DE LAS SERPIENTES


Es una evidencia que, en términos evolutivos, las serpientes han tenido mucho éxito. Sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios hace unos 63 millones de años, y actualmente existen cerca de 2.600 especies que han conquistado diversos biotopos: selvas, bosques, desiertos, montaña, e incluso mares, y lo han hecho en todos los continentes excepto en la Antártida. Su área de distribución llega, en el hemisferio norte, hasta los 67 grados en Escandinavia, y en el hemisferio sur hasta los 50 grados en la Patagonia y Chile. Por alturas, en el Himalaya se las puede encontrar a 4.900 metros de altitud, en cambio las especies marinas nunca bajan más de los 100 metros de profundidad.
Las serpientes son reptiles muy evolucionados tanto por su forma como por sus adaptaciones locomotoras y alimentarias.
La pérdida de las extremidades tal vez haya sido un factor importante que ha contribuido a su éxito evolutivo, pues lejos de mostrarse como una limitación, permite a las serpientes desplazarse en una gran variedad de medios, pero teniendo en cuenta que otros reptiles también han evolucionado hacia la apodia (escincos, lagartos vermiformes) y sin embargo no han tenido tanto éxito, se hace necesario buscar otras explicaciones. En todo caso, queda claro que los ofidios han logrado destacadas formas de locomoción ápoda.
Tal vez la gran respuesta a su éxito evolutivo sea una combinación de perfeccionamientos tanto locomotores como alimentarios, tales como la evolución del esqueleto craneal, que les permite tragar grandes presas, y el desarrollo de un aparato venenoso en algunas especies, factores ambos que parecen ser bastante ventajosos.

EL ORÍGEN DE LAS SERPIENTES
Las serpientes tienen un indudable parentesco con los lagartos, de hecho lo primero que se observa de unos y otros es que son escamosos, o sea provistos de escamas. Pero los lagartos tienen estructuras morfológicas muy diversas, que van desde la más clásica (el lagarto tetrápodo y con la cola larga) hasta formas ápodas, en los lagartos vermiformes, que físicamente los asemejan mucho a las serpientes. De hecho, actualmente se baraja como probable la teoría de que las serpientes se originaron apartir de lagartos vermiformes. Pero los herpetólogos también tienen en cuenta otros candidatos: los varanoideos (como el dragón de Komodo y el monstruo de Gila o Heloderma) y los escincomorfos.
Los varanoideos parecen los mejores candidatos: su estructura craneal, su lengua, su mandíbula, y su recambio dental apuntan claramente en esa dirección.

De hecho, los lagartos varanos, los helodermas y las serpientes estarían mucho más relacionados de lo que nunca se llegó a pensar:
Durante mucho tiempo se creyó que el aparato venenoso de los Heloderma (glándulas venenosas en la mandíbula inferior) no tenía nada que ver con el de las serpientes (glándulas venenosas en la mandíbula superior). El descubrimiento no hace mucho de un lagarto, Pogona barbata, con glándulas venenosas tanto en la mandíbula superior como en la inferior, probó que todos los linajes de reptiles dotados de glándulas orales productoras de veneno (las serpientes, los Varanoidea - varanos y Heloderma -, y el mismo Pogona, del Suborden Iguania) constituyen un grupo taxonómico común porque proceden de un ancestro (venenoso) común, que tenía glándulas venenosas en las dos mandíbulas (como Pogona), pero que luego los Varanoidea perdieron las superiores, y las serpientes las inferiores. Ese grupo taxonómico común, o "clado venenoso" como algunos lo califican, recibiría el nombre de Toxicofera.
Heloderma horridum, un lagarto más emparentado con las serpientes de lo que inicialmente se creía
Para más información sobre Heloderma pulsa AQUÍ

Hoy ya casi nadie discute que las serpientes se originaron de los lagartos. La mayor discusión se centra en cómo se pasó del lagarto a la serpiente, es decir si el antepasado de las serpientes era un lagarto terrestre, acuático o excavador. Y de estas tres posibilidades, es la del lagarto excavador la hipótesis que más peso tiene en la comunidad científica, al principio sobretodo porque las serpientes más primitivas son excavadoras, y porque los lagartos excavadores son serpentiformes. El reforzamiento de la caja craneal en las serpientes quedaría explicado por ese antepasado excavador, si bien la movilidad de la mandíbula superior y del paladar es absolutamente incompatible con la vida subterránea, por lo que habría que pensar que fue una adquisición posterior.
El antepasado acuático es otra hipótesis no descartada por todos, pues de hecho los fósiles que parecen estar más estrechamente emparentados con las serpientes han sido encontrados en sedimentos de orígen marino. El problema está que la adaptación a un medio acuático nunca ha dado lugar a una reducción significativa de las extremidades, y menos todavía a su desaparición, al menos en los reptiles, por lo que no se explicaría la apodia característica de las serpientes.
Para algunos herpetólogos tal vez los antepasados de las serpientes fueron lagartos semiacuáticos y semiexcavadores, que vivían en el fango como lo hacen algunos anfibios ápodos actualmente.

HISTORIA NATURAL DE LAS SERPIENTES
La paleontología aporta pocos datos sobre las primeras etapas evolutivas de las serpientes. Aquí sólo trataré de las serpientes "verdaderas" (Aletinofidios) es decir excluyendo los Escolecofidios (también auténticas serpientes pero primitivas; son de tamaño pequeño y costumbres hipogeas).

Boidae (Boas y pitones)
Los Boidos son los más antiguos de las todavía existentes familias de los Aletinofofidios.
Los Boidos aparecieron hace nada menos que 65 millones de años. Pertenecían a una superfamilia (Booidea) que surgió en el antiguo continente de Gondwana. Desde finales del Cretácico hasta el Oligoceno (tercer período del la Era Cenozoica), los miembros de esta superfamilia, que comprendía cuatro familias (los todavía presentes Boidae y Tropidopheidae, y otras dos más ya desaparecidas) constituyeron una fauna particularmente abundante y rica en todos los biotopos terrestres. Sus representantes más grandes, que posiblemente podrían superar los 15 metros, desaparecieron de las regiones templadas estableciéndose en las tierras más cálidas. Actualmente los Boidos cuentan con unos 30 géneros distribuidos en Latinoamérica, África (incluido Madagascar), Sudeste asiático y Australia.

Colubridae (culebras)
Aparecieron durante el Eoceno, segundo período de la Era Cenozoica. El fósil más antiguo data de hace 40 millones de años, y fue encontrado en Thailandia. Su migración a otros continentes fue posible gracias a la pérdida de nivel del mar y consiguiente emergencia de masas de tierra que tuvo lugar a finales del Mioceno. Los primeros fósiles en Europa tienen una antigüedad de unos 32 millones de años.

Viperidae (víboras y crótalos)
Fue en Asia donde probablemente se originaron los miembros de esta familia, pues es únicamente en este lugar del mundo donde se encuentran conjuntamente Viparinae (víboras sin foseta) y Crotalinae (víboras de foseta o crótalos). Totalmente ausentes de Australia. Varios autores piensan que se originaron en el Oligoceno, hará unos 35 millones de años.

Atractaspididae (serpientes estilete)
Por mucho tiempo los Atractaspididae fueron clasificados entre los Viperidae, pero en realidad ellos se separaron de los Colubroidea antes que lo hicieran los Viperidae. Se trata de una familia estrictamente africana y de Oriente Próximo, con varios géneros de los que sólo uno de ellos tiene un aparato venenoso de tipo solenoglifo (el propio de las víboras)

Elapidae (cobras, mambas, corales, taipán)
Morfológicamente muy similares a los Colubridae, se separaron de éstos hace unos 20 millones de años. Los elápidos más antiguos son las cobras, tanto del género Paranaja (actualmente extinguido) como del género Naja (todavía presente); las cobras aparecieron en Europa, y de ahí pasaron tal vez a África y Asia, probablemente en época relativamente reciente lo que explicaría su ausencia en América y Australia.
Especial interés merecen los elápidos australianos. Se desconoce su orígen. Son muy diferentes al resto de los elápidos, tanto en morfología como en composición del veneno. Es dudoso que su orígen esté en Asia. Análisis genéticos llevados a cabo confirman que los elápidos aparecieron en época muy reciente en Australia: Pseudechis y Pseudonaja, los más antiguos (7-6 millones de años), y Notechis el último en aparecer (3-2 millones de años).

LA IMAGEN DE LA SERPIENTE
No es nada extraño que el ser humano, habiendo observado las peculiaridades morfológicas y biológicas de las serpientes, que las hacen tan diferentes del resto de los animales, haya atribuído a estos seres un carácter sobrenatural, con una imagen sobretodo ambivalente: bien/mal, sabiduría/engaño, fertilidad, inmortalidad, eternidad/muerte, hombre/mujer, tierra/agua, tierra/cielo, etc.
Criaturas sobrenaturales que alimentan los mitos y creencias de diversos pueblos del mundo.

La imagen del Uroboros, la serpiente que forma un círculo mordiéndose la cola, aparentando nacer de sí misma al tiempo que se autodevora, es común a muchas religiones y culturas por su riqueza simbólica: es el eterno retorno, la vida como un círculo sin fin, y, pues, la negación misma de la muerte. El orígen de tal concepción probablemente se encuentre en la facultad de la serpiente de mudar su piel. Pero a la vez, la forma circular de este símbolo refleja también una visión del mundo en la que el cielo y la tierra se unen para formar un todo único e indivisible. El uroboros simboliza la inmortalidad y la transmutación de la muerte en vida.

Los mitos y creencias referentes a la serpiente son numerosos y presentes en casi todas las religiones, ofreciendo una imagen de ella sobretodo ambivalente, según ya escribí antes, y, por consiguiente, hasta cierto punto contradictoria.
Es posible encontrar una explicación racional a este fenómeno. Aunque el término "serpiente" se refiere a un animal perfectamente definido y delimitado, también es verdad que el vocablo comprende una amplia gama de seres muy diferentes entre sí (serpientes venenosas o constrictoras, agresivas o inofensivas, terrestres o acuáticas, de varios colores) que han servido de referencia a diversos mitos y creencias de las gentes.

Es innegable que las serpientes han fascinado desde siempre al ser humano, y no lo han hecho tanto por su tamaño o fuerza física, sino justamente por aquellas facultades suyas tan sutiles, como la muda, su mirada fija, o el veneno, que son parte integrante del misterio que las envuelve.

LOS VENENOS DE SERPIENTE

Cráneo de una víbora de Gabón Bitis gabonica; obsérvese la longitud de los colmillos venenosos.

Los venenos de las serpientes son mezclas complejas de proteínas, cada una de las cuales tiene propiedades bien definidas. De ellas, son las toxinas (neurotoxinas paralizantes, citotoxinas destructoras, cardiotoxinas, etc) las responsables de la acción letal de los venenos. Otras no son letales, pero actúan sobre funciones biológicas importantes. Paradójicamente, de los venenos se han podido aislar sustancias muy útiles en farmacia que han permitido desarrollar medicamentos eficaces o han contribuido a importantes descubrimientos médicos.

PRINCIPALES ACCIONES DE LOS VENENOS
Se agrupan en cuatro categorias básicas.

I Síntomas inflamatorios
Causados por componentes directamente inflamatorios. Son característicos de todas las mordeduras de Vipéridos (Viperinae y Crotalinae por igual).

II Sobre células y tejidos
A/ Citotoxinas que alteran o destruyen la pared celular de los vasos sanguineos causando síntomas hemorrágicos acompañados de dolores locales agudos; varios Viperinae (Vipera sp, Daboia sp., Bitis sp., Cerastes sp., Echis sp., etc) y Crotalinae (Crotalus sp., Bothrops sp., Calloselasma rhodostoma, Deinagkistrodon acutus, Trimeresurus sp., etc)
B/ Citotoxinas proteolíticas cuyas consecuencias son dolor agudo e insoportable, y destrucción del tejido por necrosis superficial o profunda, seca o pútrida, reducida o extensa (mordeduras de Daboia sp., Bitis sp., Cerastes sp., Echis sp., Agkistrodon sp., Bothrops sp., Calloselasma rhodostoma, Protobothrops flavoviridis, algunas Naja, y Pseudechis sp.).

Simulación de efectos citotóxicos por mordedura de serpiente en una mano.


C/ Miotoxinas que alteran la pared de las células musculares. Consecuencias: dolor muscular agudo, degeneración muscular, mioglobinuria (que puede causar insufuciencia renal) y parálisis por incapacidad muscular. Estas miotoxinas son características de varios elápidos australianos (Oxyuranus scutellatus, Pseudechis sp., Notechis sp.) y de hidrofinos (serpientes marinas: Enhydrina shistosa, Hydrophis sp.).
D/ Cardiotoxinas que alteran las células cardíacas, provocando: arritmia, taquicardia, paro cardíaco. Taxones responsables: Naja nigricollis, Pseudechis sp., y característicamente las especies del género Atractaspis.
E/ Citotoxinas que alteran las células sanguíneas. Consecuencias: alteración de los glóbulos rojos, anemia, insuficiencia renal grave. Varias serpientes contienen en sus venenos toxinas así, en particular Daboia russelli, Crotalus durissus, Bothrps atrox y el culébrido Rhabdophis tigrinus.

III Sobre el sistema nervioso
A/ Neurotoxinas que bloquean el impulso nervioso. Se produce una parálisis progresiva de los músculos esqueléticos y faciales que causa la muerte por asfixia. Esta acción neurotóxica es muy típica de los elápidos (Bungarus sp., Micrurus sp., Pseudonaja sp., Notechis sp., Naja naja, Naja haje) y serpientes marinas (Enhydrina schistosa, Hidrophis sp., Lapemis sp., Laticauda sp.) así como también de la cascabel neotropical Crotalus durissus y de algunas poblaciones de la víbora Bitis gabonica.
B/ Neurotoxinas que producen estimulación del impulso nervioso. En este caso las consecuencias son: tetania muscular, espasmos musculares, exceso de salivación, parálisis por contracción de los músculos. Estos síntomas son característicos de la mordedura de mamba (Dendroaspis sp.).

IV Acciones sobre la circulación sanguínea (coagulopatías)
Diversos componentes del veneno, toxinas y enzimas, de acciones procoagulantes o, al revés, anticoagulantes.
De un modo u otro, el proceso de coagulación queda alterado, más o menos, en todas las combinaciones posibles, que van desde la ausencia de coagulabilidad (con la consecuentes hemorragias) a la trombosis, tanto a nivel local como general.
La mordedura de ciertas especies, como Dispholidus typus, causa hemorragias abundantes, mientras que las de otras, como el "fer-de-lance" Bothrops lanceolatus, de la isla de Martinica, provoca trombosis graves.

Acciones diversas
La mayoría de las mordeduras van acompañadas de síntomas tales como fiebre, vómitos, cefaleas, etc. Estos síntomas tal vez sean producidos por las causas citadas antes, o bien sean reacciones del organismo, como las que pueden manifestarse en cuadros de ansiedad.
También es importante señalar las infecciones secundarias que pueden darse en las mordeduras, frecuentes por ejemplo en las de Bothrops sp., en cambio raras en las de Crotalus sp., y que en su caso pueden generar complicaciones.
Y finalmente no hay que olvidar las alergias a los venenos, causa del shock anafiláctico.

EL ANTÍDOTO, ÚNICO REMEDIO EFICAZ CONTRA UNA MORDEDURA GRAVE
Sueros monovalentes para especies tailandesas (Naja kaouthia, Ophiophagus hannah, Bungarus candidus, Calloselasma rhodostoma, y Daboia russelli siamensis) elaborados en la Farm Snake de Bangkok.

El tratamiento de los envenenamientos pasa necesariamente por la elaboración del suero antiofídico y su aplicación, a veces difícil en países en vías de desarrollo, con mucha población rural y escasa asistencia sanitaria.
Dada la compleja composición de los venenos, el poder neutralizante de un suero polivalente (eficaz contra todas las especies venenosas de una dererminada región) disminuye, tanto más cuanto mayor sea el número de especies que abarque (lo que se gana en extensión se pierde en intensidad).
Los sueros generalmente se preparan a partir de caballos hiperinmunizados contra un determinado y específico veneno (suero monovalente) o contra una mezcla de venenos (suero polivalente).
Fue Albert Calmette quien demostró que era posible inmunizar a un animal de un veneno de serpiente y elaboró por primera vez un suero antiofídico, probando que el suero del animal inmunizado es capaz de salvar a un segundo animal mordido por la misma especie de serpiente.

La Snake Farm del Queen Saovabha Memorial Institute, en Bangkok, es, junto con el Instituto Butantán, en Brasil, el más antiguo lugar del mundo donde se elaboran antídotos contra venenos de serpiente.

LAS CINCO SERPIENTES MÁS VENENOSAS DEL MUNDO
Se determinan las cinco serpientes más venenosas del mundo en base al valor de su LD50 (cantidad de veneno en miligramos por kilogramo de peso necesaria para matar a la mitad de un grupo de animales a prueba). El veneno se suministra por vía subcutánea en ratones blancos:

Oxyuranus microlepidotus___rango: 0,020-0,029___0,025
Aipysurus duboisii___rango: 0,032-0,052___0,044
Pseudonaja textilis___rango: 0,041-0,065___0,056
Pelamis platurus___rango: 0,055-0,082___0,067
Acalyptophis peroni___rango: 0,062-0,101___0,079

(Referencia: Minton 1983 / Broad et al. 1979)

Enhydrina schistosa, con una producción media de 8,5 mg de veneno, tendría una LD50 = 0,144 (rango: 0,098-0,185) mg/kg, en inyección subcutánea en ratón blanco.

La letalidad de la serpiente queda determinada también por la cantidad de veneno que inocula por término medio en una mordedura. En este sentido las serpientes marinas producen en general cantidades muy pequeñas de veneno, ejemplo: Pelamis platurus 0,45 mg de veneno. Teniendo en cuenta tanto la toxicidad del veneno como la cantidad del mismo inyectada por término medio en una mordedura, las serpientes más letales son las del género Oxyuranus: O. microlepidotus (49 mg) y O. scutellatus (LD50 = 0,099 mg/kg en ratones por vía subcutánea, y descarga de 120 mg, máximo 400 mg -Trinca, 1969-), las dos especies distribuidas en Australia (Oxyuranus scutellatus cuenta con dos subespecies, una de ellas, O. s. canni, en Nueva Guinea).



Fotografías hechas en
Snake Farm, Bangkok, año 2009
Museu Blau (Museo de Ciencias Naturales de Barcelona), Exposición temporal "Enverinats", años 2014-2015.

LA VÍBORA CORNUDA DEL DESIERTO

Cerastes cerastes


El género Cerastes es un género de ofidios vipéridos propio de las zonas áridas y desérticas del Norte de África y Oriente Medio, que en total reúne cuatro especies: Cerastes cerastes (Linnaeus, 1758), Cerastes gasperetti (Leviton & Anderson, 1967), Cerastes vipera (Linnaeus, 1758), y la última conocida, hallada en una localidad de Túnez, Cerastes boehmei (Wagner & Wilms, 2010).
Comúnmente se las conoce como "víboras cornudas", por la presencia de un cuernecito encima de cada ojo, excepto en Cerastes vipera, sin embargo esos cuernecitos, que en realidad son escamas modificadas, también pueden faltar en todo o en parte en algunos individuos.

Cerastes cerastes es una víbora de cuerpo macizo y cola corta, con la cabeza grande, ancha y triangular claramente diferenciada del cuerpo a través de un pescuezo muy estrecho. Los ojos son prominentes, colocados lateralmente, de color claro y pupila vertical.

La característica más notable de esta serpiente es la presencia de un cuernecito encima de cada ojo, que como ya adelanté antes, se trata en verdad de la escama (sólo es una) supraocular desarrollada en altura. En algunos ejemplares puede faltar, de manera que hay víboras cornudas con cuernos y otras sin ellos. Es posible que te preguntes qué funcionalidad pueden tener esos cuernecillos en la serpiente. Pues no se sabe con certeza para qué sirven, aunque existe la teoría de que con ellos la víbora logra proteger sus ojos de la arena del desierto; otras víboras de géneros diferentes y muy alejadas de ella geográficamente presentan también esta característica (recordemos a Crotalus cerastes, en E.E.U.U., o a la víbora cornuda sudafricana Bitis caudalis, también ambos habitantes de desiertos).
Orificios nasales pequeños, en forma de media luna. Pequeñas escamas carenadas en la parte superior de la cabeza. Escamas de los flancos del cuerpo muy carenadas, a modo de dientes de sierra.

Cerastes cerastes presenta una coloración variable pero siempre acorde al medio donde vive para lograr un efecto mimético del animal. Así, puede tener el fondo amarillo claro, beige, gris o rojizo. Una serie de manchas rectangulares más oscuras se presentan en sentido transversal por el dorso; los flancos tienen las manchas más pequeñas. La cabeza no presenta manchas, tan sólo una linea oscura que va del ojo a la comisura de la boca. Vientre inmaculado,de color blanco porcelana.
Aunque Cerastes cerastes puede alcanzar hasta 80 cm de largo, es mucho más habitual que no pase de los 60 cm, con una longitud media de 40-55 cm, hembras más grandes que machos.
Cerastes cerastes es una víbora típica de desiertos, tanto arenosos como rocosos, preferentemente con vegetación (escasa pero presente); es raro encontrarla en áreas sin nada de vegetación, por eso no se la ve en las zonas de las grandes dunas.

Se dice a veces que Cerastes cerastes es activa tanto de día como de noche; en verdad es preferentemente nocturna, pero en primavera puede mostrar también actividad en las primeras horas de la mañana y en el atardecer, o incluso a veces todo el día. En verano únicamente por la noche. En los días de verano la víbora permanece inmóvil, semienterrada en la arena, asomando sólo la parte más dorsal del cuerpo, los ojos y, si los tiene, los cuernecitos; aparte de permanecer así oculta, este sistema le permite regular la absorción de radiación solar y evitar un excesivo calentamiento.
En las noches de verano la víbora cornuda del Sahara se desplaza sin ningún rumbo fijo hasta el mismo amanecer; cubre distancias de cientos de metros, o incluso de unos pocos kilómetros.
La locomoción de Cerastes cerastes (y de otras serpiente "psammofilas" como Bitis peringueyi y Crotalus cerastes) es muy interesante de observar, pues lo que hace es serpentear lateralmente, lo que le permite un mejor desplazamiento por superficies lisas e inestables: la técnica consiste en avanzar lateralmente la parte delantera del cuerpo, constituyendo así un apoyo que permite atraer la parte posterior, que servirá a su vez de punto de anclaje, de manera que la serpiente parece avanzar mediante un balanceo lateral alternativo. En los desiertos arenosos de E.E.U.U. el crótalo cornudo (Crotalus cerastes) ha desarrollado la misma técnica, y de hecho ostenta el récord de ser la serpiente más veloz en esta modalidad de locomoción.

El apareamiento en Cerastes cerastes ocurre en primavera (mayo-junio); unos 50 días después de la cópula la hembra pone los huevos (12-21); cuando salen a la luz, los neonatos pesan unos 4-6 gramos,y se alimentarán de pequeños lagartos.

Cerastes cerastes no es una serpiente agresiva. El gran herpetólogo Ludwig Trutnau observó varios ejemplares del Sahara en su ambiente natural, y describió que la mayoría fueron pacíficos, y sólo unos pocos mostraron tendencia a morder (L. Trutnau, 2004).


Cerastes gasperettii, antes considerada subespecie de la víbora cornuda común, es muy similar a ella, pero se la encuentra en los desiertos del sudoeste de Asia: en Israel, Jordania y la Península Arábica; ausente en regiones montañosas.
En la foto de arriba, Cerastes gasperettii
Hábitat de Cerasts gasperettii (subespecie mendelssohni): el Valle de Aravah, casi en la frontera entre Israel y Jordania.

Cerastes cerastes difiere de C. gasperettii sobretodo en el número de escamas ventrales (129-137 Cerastes cerastes y 150-167 C. gasperettii), además C. cerastes tiene la cabeza proporcionalmente más grande, y generalmente los cuernos más verticales.

Cerastes cerastes y C. gasperettii disponen de aparato venenoso de tipo solenoglifo, sin embargo resultan poco peligrosas para el ser humano, en parte debido a su carácter tranquilo y poco agresivo. En el desafortunado caso de mordedura con inyección de veneno, el pronóstico no suele ser grave. En el caso de Cerastes cerastes se determina 70 mg de veneno inoculado en una mordedura por término medio (Spawls y Branch, 1995), o 40-70 mg (Minton, 1974, 1990). Toxicidad: LD 50 (vía intravenosa)= 0,5 mg/kg (Spawls y Branch, 1995, Minton, 1990). La dosis letal mínima estimada en humanos está entre 40 y 50 mg (Spawls y Branch, 1995). No obstante la amplia área de distribución de estas víboras y aún el hecho de ser relativamente comunes, no hay mucha información acerca de la epidemología en humanos. El resultado de muerte parece posible pero tal vez poco probable.



Fotografías hechas en
Parque zoológico de animales del desierto, Túnez, año 2009.
Parque zoológico de Beer Sheva, Israel, año 2015.
Valle de Aravah, Israel, año 2015.

CRÓTALOS

Los crotalinos, de la familia Viperidae, se diferencian de las víboras verdaderas por la presencia de un órgano termorreceptor, ubicado a ambos lados de la cabeza, en el maxilar superior, que se abre al exterior por una foseta característica situada entre el ojo y el orificio nasal. Este órgano es muy sensible y puede detectar variaciones térmicas de muy pequeña magnitud, lo que proporciona gran utilidad a la serpiente para localizar y capturar, en condiciones de total oscuridad, a animales de sangre caliente que estén cerca. Por este motivo, estos ofidios conforman ellos mismos una subfamilia propia: Crotalinae.
Los crotalinos son los únicos vipéridos de América, pero además están también presentes en Asia y penetran muy ligeramente en Europa (género Gloydius).

MOCASÍN COBRIZO o COPPERHEAD
Agkistrodon contortrix (Linnaeus, 1766)
Su popular nombre "copperhead", como lo conocen los norteamericanos, hace referencia a su cabeza de color cobrizo, con unas pintas más oscuras en la parte posterior. Esta mocasín muestra una serie de franjas pardo rojizas sobre un fondo marrón claro a pardo rosáceo. En conjunto sus motivos discontinuos y las grandes manchas coloreadas de su cuerpo la camuflan muy bien entre la broza y la hojaresca del suelo, pero fuera de su biotopo, en cambio, resulta muy vistosa.
Longitud: Un metro de largo o poquito más, aunque normalmente mide 50-70cm.
La mocasín cobriza está difundida en el Sudeste de E.E.U.U. y Noreste de México, en laderas boscosas con rocas.
Activa al atardecer, caza toda clase de pequeños animales, a los que mata con su veneno. Este veneno es poco tóxico para el ser humano.
El copperhead es una serpiente ovovivípara: pare de 4 a 16 crías.

MOCASÍN MEXICANO o CANTIL
Agkistrodon bilineatus (Günther, 1863)
Es el más peligroso de los mocasines americanos.
Se reconocen cuatro subespecies diferenciadas de cantil, distribuidas en México y América Central excepto Panamá. La subespecie de las fotos es A. b. taylori, en el Noreste de México.
El cantil, que alcanza como máximo 1 metro de longitud, tiene hábitos semiacuáticos y se le suele encontrar cerca del agua, donde captura anfibios y roedores, y a veces peces.Es muy temido por los lugareños debido a su mal carácter y a los efectos de su veneno, de terrible acción proteolítica (causa severas necrosis locales que producen efectos de gangrena).
Ovovivíparo, pare de 12 a 20 crías que miden unos 20 cm.
Esta serpiente está en regresión en toda su área de distribución, sobretodo por la pérdida de hábitat, y algunas de sus subespecies ya se han hecho muy raras.

LA VÍBORA DE LOS CIEN PASOS o MOCASÍN DE CHINA
Deignaskistrodon acutus (Günther, 1888)
Esta serpiente viene a ser el equivalente en China del mocasín de Malasia, que se verá luego. Es, sin embargo, más grande que él, pudiendo alcanzar los 150 cm (habitualmente 80-120). Se la reconoce fácilmente por su hocico claramente levantado. El cuerpo es relativamente delgado, y la cabeza bien diferenciada del cuello, con unos ojos pequeños de pupila vertical.
Deignaskistrodon acutus se distribuye por el sur de China, en las provincias de Anhwei, Kiangsi, Kweichow, Sechuan, posiblemente en Yunnan, en Hupeh, Hunan, Chekiang, Fukien, y Kwantung. También se le encuentra en el norte de Vietnam y territorios central y meridional de Taiwán. En bosques densos de áreas montañosas; parece que no evita espacios próximos a asentamientos humanos.
Le gusta el agua y es una excelente nadadora. Suele mostrar hábitos sedentarios, aunque depende mucho de las condiciones del entorno.
El mocasín de China nunca ataca sin una razón, aunque también hay que decir que es una serpiente fácilmente irritable. Por su tamaño, velocidad de ataque y cantidad de veneno inoculado, esta serpiente es la más peligrosa del Lejano Oriente. El veneno actúa sobre la sangre y causa trastornos graves del sistema circulatorio. Se ha dicho que en ausencia de antídoto su mordedura es mortal para el ser humano en el 16% de los casos.
Deignaskistrodon acutus se ha reproducido muchas veces en cautividad. Su dieta consiste en pequeños mamíferos y pájaros, y ocasionalmente también anfibios, lagartos, peces y hasta otras serpientes.
La hembra, ovípara, pone unos 26 huevos como máximo.
En cautividad, bien cuidada, esta preciosa serpiente puede llegar a vivir 10 años.

MOCASÍN DE MALASIA o VÍBORA DE FOSETAS DE MALASIA
Calloselasma rhodostoma (Boie, 1827)
Esta serpiente tiene la cabeza en forma de lanza, marrón muy oscuro por encima y está bordeada por dos listas pardo amarillentas. Una banda oscura y ancha va del ojo a la comisura de la boca. Es una serpiente tìpicamente terrestre cuyo dibujo corporal la ayuda a confundirla con la hojarasca. Mide unos 60-80 cm (máximo 1 metro), con hembras más grandes que machos.
El mocasín de Malasia se distribuye por el Sudeste de Asia y en Java, en terrenos arbolados secos o en plantaciones, donde los trabajadores lo temen. Es una serpiente abundante y agresiva, responsable de muchas mordeduras. En Thailandia, casi el 60% de los accidentes por mordedura venenosa de serpiente son imputables a Calloselasma rhodostoma. Los colmillos son largos (10-15 mm), y su mordedura, raramente mortal (2%), es sin embargo grave, con acción hemotóxica y necrótica. Si no se le pone remedio, el envenenamiento puede ocasionar secuelas como deformidad de las extremidades o incluso amputación del miembro (frecuentemente el pie, por el mal hábito de los lugareños de transitar descalzos o con calzado de escasa protección). Este veneno se emplea en medicina por contener una sustancia que actúa como desfibrilador.

Calloselasma rhodostoma es una serpiente ovípara, lo que la diferencia de la mayorìa de las víboras de fosetas, que son ovovivíparas. La hembra pone de 15 a 30 huevos, y tras ello no los abandona sino que vigila y protege la puesta.


CRÓTALO DIAMANTINO
Crotalus atrox (Bair & Girard, 1853)
Fotografiado en una exposición de animales venenosos en Museu Blau de Barcelona.

Crotalus atrox es una de las serpientes de cascabel más conocidas, ampliamente distribuida por buena parte de los E.E.U.U. y norte de México, en zonas áridas, desiertos y bosques secos. El crótalo diamantino del Oeste, como se le llama, es un gran crotálido de 100-120 cm de longitud, con machos adultos que pueden llegar, como máximo, a los 180 cm.
Activo sobre todo en el crepúsculo, puede ser también diurno durante los meses más fríos. Caza y devora pequeños mamíferos, pájaros, y reptiles.

En caso de alarma, Crotalus atrox levanta la cola y hace sonar el cascabel, a un ritmo tanto mayor cuanta más grande es la irritación de la serpiente. El ruido puede oirse a una distancia de 30 metros.
Crotalus atrox mostrando su coloración habitual, ejemplar cautivo.

Por su gran área de distribución geográfica, su tamaño, su abundancia (afortunadamente es una serpiente todavía común en muchas áreas, pese a la persecución a la que se la ha sometido), y el poder de su veneno (de acción citotóxica y hemotóxica; se estima que la dosis letal para el hombre es de unos 100 mg), se trata de la primera causa de mordedura grave de serpiente en México (y segunda en E.E.U.U., por detrás de Crotalus adamanteus) con una mortalidad en ausencia de antídoto del 5-25 %; con antídoto, la mortalidad prácticamente desaparece.

CRÓTALO DIAMANTINO ORIENTAL
Crotalus adamanteus (Palisot de Beauvois, 1799)
Ejemplar de esta serpiente fotografiado en un serpentario de Costa Rica.

Con los 250 cm de longitud máxima que pueden llegar a alcanzar los ejemplares mayores, se trata de la serpiente de cascabel más grande de todas.
Es un ofidio de cuerpo robusto y pesado, con la cabeza muy ancha y ojos pequeños, con una marcada banda oscura bordeada de claro que va del ojo a la comisura de la boca. El dorso de su cuerpo presenta diujos de rombos orlados de amarillo. La coloración general es variable: verdosa, pardo amarillenta o de un magnífico castaño.

Crotalus adamanteus se distribuye por el sudeste de los E.E.U.U., en bosques secos de tierras bajas.
Activa al atardecer, caza pequeños mamíferos, a los que mata con su veneno. Esta serpiente puede inocular enormes cantidades de veneno (son normales descargas de 200-850 mg, y a veces más de 1000 mg) con sus largos colmillos, y su mordedura es peligrosa en extremo (dosis letal en el ser humano se estima en 90-100 mg). Cuando se la encuentra, no huye, sino que permanece en el lugar con su cabeza dirigida hacia el intruso. Es una excelente nadadora.
Crotalus adamanteus se ha reproducido con éxito muchas veces en cautividad. Ovovivípara, pare de 6 a 21 crías.
Longevidad: en cautividad, bien cuidada, esta serpiente puede llegar a vivir hasta 20 años.

SERPIENTE CASCABEL DE PANTANO
Crotalus polystictus (Cope, 1865)
También se la conoce como "serpiente de cascabel de punta de lanza de México".
Es una serpiente de cascabel endémica de este país americano, distribuida en valles, llanuras onduladas, prados herbosos, y a veces en bosques mixtos de pino y roble; puede persistir en áreas modificadas siempre que haya refugios rocosos.
Normalmente Crotalus polystictus mide unos 60-70 cm, pero algunos ejemplares mayores pueden alcanzar el metro de largo. Su diseño de color recuerda un poco al de la víbora Daboia palaestinae. Esta serpiente de cascabel se alimenta de pequeños mamíferos, a los que mata con su mordedura venenosa.
Toxicidad del veneno: LD50= 13,3 mg/kg, medido en ratones blancos por vía subcutánea.
Ovovivípara.
Crotalus polystictus es relativamente común en todo su rango de distribución, pero está amenazada por la pérdida de hábitat (se queman tierras para luego cultivarlas), y por la gente ignorante que mata los ejemplares que encuentran.

CASCABEL DE CENTROAMÉRICA
Crotalus simus (Latreille In Sonnini & Latreille,1801)
Serpiente de cascabel centroamericana.

En el pasado se la consideró una forma de la cascabel tropical (Crotalus durissus), a la que se le parece bastante. Es una serpiente robusta que puede exceder de los 130 cm, llegando incluso a 180 cm, no siendo nada raros los ejemplares que miden 140-160 cm; machos mayores que hembras. Escamas corporales muy aquilladas. La coloración es variable: marrón grisáceo, pardo rojizo, amarillo oliváceo, incluso anaranjado.
Distribuida por América Central, de México a Costa Rica, en bosques secos y regiones semiáridas.
Los efectos de su veneno son similares a los de Crotalus atrox (efectos citotóxicos), menos letal que Crotalus durissus, sin dejar de ser peligrosa.

SERPIENTE DE CASCABEL DE URACOA
Crotalus vegrandis (Klauber, 1941)
Esta poco conocida serpiente se la encuentra en Venezuela, en una restringida área cerca de Uracoa. Se trata de la más pequeña de las serpientes de cascabel de América del Sur.
La serpiente de cascabel de Uracoa tiene un cuerpo muy similar al del Crotalus durissus con la que está estrechamente emparentada. La coloración de fondo de su cuerpo varía de verde oliváceo a pardo amarillento o pardo rojizo. El vientre es blanco porcelana con manchas pardo-rojizas.
Longitud: menos de un metro; los ejemplares cautivos pueden alcanzar 120 cm de largo.

Poco se sabe del modo de vida de esta serpiente de cascabel, aunque se le cree similar al de otras cascabeles tropicales. Se la encuentra en espacios abiertos, preferentemente sabanas secas. Se oculta en madrigueras de armadillo. No es agresiva, pero sí nerviosa.
Ovovivípara, ha dado a luz en cautividad a nueve neonatos, y en otros casos a 12-14 jóvenes.
La que aparece en las fotos es un ejemplar cautivo subadulto.

CRÓTALO CORNUDO o SIDEWINDER
Croatalus cerastes (Hallowell, 1854)
Esta pequeña serpiente de cascabel recuerda mucho en su morfología y tamaño (adultos 60-80 cm) a la víbora cornuda del Sáhara Cerastes cerastes. Posee protuberancias encima de cada ojo en forma de cuerno. Su coloración es variable pero siempre de tonos desérticos, para confundirse con su entorno. Está muy bien adaptada a la vida en el desierto, y se mueve con gran rapidez desplazándose en diagonal por la arena suelta mediante un movimiento sinuoso, levantando el cuerpo a medida que avanza.
Crotalus cerastes vive en el Sudoeste de E.E.U.U, y Noroeste de México, según se ha dicho en desiertos de arena.
Activa por la noche, se alimenta de pequeños vertebrados.
Ovovivípara, pare de 5 a 18 crías.

BUSHMASTER
Lachesis stenophrys (Cope, 1875)
En lo más profundo de la selva nubosa de América tropical vive, como amo y señor, este gigantesco crotálido que de la cabeza a la punta de la cola puede medir, de hecho, más de 3 metros. Se conocen cuatro especies diferentes de estos ofidios. El de la foto corresponde al bushmaster de Centroamérica (costa atlántica). En la cuenca del Amazonas y Este de Brasil vive el conocido como "surucucú" Lachesis muta. Aunque pueden alcanzar grandes tamaños, los ejemplares mayores son cada vez más raros.

El veneno del bushmaster es menos tóxico que el de la cascabel neotropical (Crotalus durisus) y el de las puntas de lanza (Bothrops) pero la serpiente lo inyecta en grandes cantidades (200-500 mg) y en profundidad con sus largos colmillos. La mortalidad en humanos por sus mordeduras es alta; en un estudio en Costa Rica, 3 de 4 casos registrados de mordedura por Lachesis stenophrys, tratados todos con suero apropiado, fueron letales, ocurriendo la muerte al tercero o cuarto día después de la mordedura. El superviviente lo hizo con secuelas.

Lachesis stenophrys vive en los bosques lluviosos de las tierras bajas de la costa atlántica de Costa Rica y Panamá.
Este gigante no es ovovivíparo, sino que pone huevos.

YARARÁ
Bothrops neuwiedi (Wagler, 1824)
El término "yarará" (= serpiente grande) se aplica a varias especies de ofidios venenosos sudamericanos del género Bothrops. La que nos ocupa es la conocida como "yarará pintada" y "víbora de la cruz". A las serpientes del género Bothrops los anglosajones las llaman "cabezas de lanza" (lancehead) por la forma de flecha (en punto de lanza, con el hocico puntiagudo) de sus cabezas.
Bothrops neuwiedi se haya distribuida por Brasil, Paraguay, Bolivia, Uruguay y Argentina, en muchos y variados hábitats que comprenden tanto espacios abiertos (sabana, pampa) como bosques y áreas forestales.
Es una cabeza de lanza de tamaño mediano, que comúnmente mide 60-70 cm, pero que puede superar el metro de largo (máximo 1.150 mm). Presenta una coloración muy variable, como es habitual en las Bothrops, con numerosas subespecies reconocidas.
Bothrops neuwiedi es una importante causa de mordeduras en Sudamérica.
Caza y come pequeños mamíferos, pero ocasionalmente también pajaritos y lagartos.
Ovovivípara.

URUTÚ o YARARÁ NEGRA
Bothrops alternatus (Duméril, Bibron & Duméril, 1854)
Esta serpiente es una de las más hermosas de su género, con bonitos dibujos en su dorso sobre una coloración gris o más frecuentemente marrón chocolate. Los ojos son pequeños. Longitud: raramente más de 140 cm, aunque se ha dicho que se han encontrado ejemplares (hembras) de dos metros.
Distribución: Norte de Argentina, Uruguay, Paraguay, y Sudeste de Brasil, en espacios abiertos siempre cerca del agua (ríos, lagos). Puede vivir próxima a asentamientos humanos.
De hábitos nocturnos, sale de noche para cazar ratones.
El urutú causa muchos accidentes en humanos con sus mordeduras. El veneno (en una mordedura puede inyectar 60-100 mg) es de acción necrosante, y aún cuando no se llegue a la muerte, puede ocasionar una grave mutilación del miembro (brazo, pierna).
Ovovivípara, se trata de una especie muy prolífica.

VÍBORA DE PESTAÑAS o VÍBORA DE LAS PALMERAS
Bothriechis schlegelii (Berthold, 1846)
El género Bothriechis comprende pequeñas víboras de foseta arborícolas de Centramérica, y sólo una, la serpiente que ahora nos ocupa, llega hasta la parte más septentrional de América del Sur, en pluviselvas.
Bothriechis schlegelii resulta muy fácil de reconocer porque en torno a cada ojo lleva unas escamas protuberantes muy características.
Detalle de la cabeza.

Su coloración es muy variable: puede ser gris, verde, o amarilla ("oropel"), a veces con manchas. El cuerpo, que mide unos 60-80 cm de largo, es esbelto y con la cola prensil.
Es nocturna, y, enroscada en la vegetación baja, caza al acecho pequeños reptiles, anfibios, pajaritos y roedores.
Aunque la mayoría de sus mordeduras no revisten gravedad, se recuerdan casos mortales.
Es una serpienre bastante común.
Ovovivípara, pare de 11 a 24 crías.

HABU
Protobothrops flavoviridis (Hallowell, 1860)
El gran habu habita en el archipiélago de las islas Ryukyu, al cual pertenece la gran isla de Okinawa, de clima subtropical. Se trata del mayor miembro del género Protobothrops, la contrapartida en el Viejo Mundo de la punta de lanza americana, Bothrops atrox. Es una más bien común serpiente que vive en tierras de sustrato volcánico en áreas de transición entre los campos y los bosques de palmeras, no siendo nada raro que entre en las casas en busca de ratas y ratones para cazarlos, porque de ellos se alimenta. Es de hábitos nocturnos.

El habu tiene la cabeza en punta de lanza, ensanchada por la parte posterior, bien diferenciada de su cuello y de su esbelto y estilizado cuerpo. Los ojos son grandes, anaranjados o marrón claro, con pupila elípticovertical. Presenta ocho labiales superiores. La parte dorsal de su cabeza está cubierta de pequeñas escamas. El habu no tiene la cola prensil.
La coloración dorsal de su cuerpo varía de marrón claro a verdoso amarillento, con un precioso jaspeado. El vientre es blancuzco con manchitas oscuras en los laterales.
Longitud: 150 cm, excepcionalmente puede llegar a 220 cm.

Protobothrops flavoviridis es una serpiente irritable que muerde con facilidad y rapidez. En su tierra natal es causa de un alto número de mordeduras entre los lugareños que trabajan en el campo. Se hizo famosa y muy temida durante la Segunda Guerra Mundial entre los soldados norteamericanos que combatían contra los japoneses en las selvas de Okinawa, por las bajas que les causaba con sus mordeduras. El veneno tiene una potente acción hemotóxica. El herpetólogo Ludwig Trutnau le asigna una ratio de mortalidad del 3 % ("Venomous snakes", 2004).
Ovíparo, el habu pone de 3 a 17 huevos en primavera.
El gran habu se adapta bien en cautividad, y razonablemente tratado vivirá largo tiempo, pero cuidado con él: siempre mantendrá su carácter tímido y a la vez agresivo, atacando con precisión todo aquello que se mueva, también a la mano de su cuidador, incluso a una gran distancia.

CRÓTALO VERDE
Trimeresurus albolabris (Gray, 1842)
Crótalo verde de labios blancos, Farm Snake de Bangkok.

El género Trimeresurus comprende numerosas especies de serpientes propias del Sudeste Asiático, a veces difíciles de distinguir unas de otras.
El crótalo verde de labios blancos (que en verdad no son blancos sino verde-amarillentos) es una serpiente arborícola de cola prensil y librea bellamente coloreada de verde. Escamas corporales aquilladas. La cabeza, bien distinta de cuello, es grande y los ojos son anaranjados con la pupila vertical.
Longitud: unos 60 cm, máximo 1 metro.
Es una eficiente depredadora de pequeños mamíferos y aves.
El crótalo verde de labios blancos es responsable de muchas mordeduras pero muy pocas muertes.

CRÓTALO VERDE DE SRI LANKA
Trimeresurus trigonocephalus (Donndorff, 1798)
Ejemplar adulto.

Endémico de Sri Lanka, este bello y poco agresivo crótalo de hábitos arborícolas vive en bosques y plantaciones de la isla. Mide unos 80 cm y se alimenta de reptiles y anfibios. Ofidio de hábitos nocturnos.
Aunque es venenoso, los efectos de su mordedura en humanos son muy locales.
Ovovivíparo, pone de 5 a 26 huevos.



Fotografías hechas en
Serpentario "El Mundo de las Serpientes", en la localidad de Grecia, a unos 40 km de San José (Costa Rica), año 2009
Farm Snake de Bangkok (Tailandia), año 2009
Museu Blau (Museo de Ciencias Naturales de Barcelona), en Exposición temporal "Enverinats", años 2014-2015

COBRAS Y MAMBAS

Las cobras de África y Asia, las mambas, las serpientes coral, los kraits y la mayoría de la ofidiofauna australiana (taipán, serpiente parda, serpiente tigre, etc) pertenecen a la familia Elapidae. Los miembros de esta familia, presentes en todos los continentes salvo en Europa, y en una parte de los océanos (serpientes marinas, subfamilia Hidrofinos), incluyen todos los culebroides proteroglifos, es decir, los que tienen los colmillos venenosos (fijos y con un surco por donde fluye el veneno) implantados hacia la parte anterior del maxilar; anatómicamente son muy similares a los colúbridos (excepción: las "víboras de la muerte" australianas, del género Acantophis, verdaderos elápidos cuyo aspecto sin embargo recuerda mucho al de las vipéridos, ausentes en la isla-continente).
Algunos elápidos, casi todos australianos, están considerados las serpientes más venenosas del mundo (ejemplo: Oxyuranus microlepidotus).

COBRA TAILANDESA
Naja kaouthia (Lesson, 1831)
Cobra tailandesa fotografiada durante una exhibición en la Farm Snake de Bangkok.

Es la cobra más común y abundante del Sudeste asiático, desde el este del Himalaya hasta el sur de Thailandia y Vietnam, en terrenos arbolados, en arrozales y a veces incluso próxima a asentamientos humanos.
También se la llama cobra de monóculo porque su capucha (que la serpiente extiende cuando está en postura defensiva) muestra una marca única en forma de monóculo, y no los "anteojos" de la cobra india (Naja naja).
Esta cobra, que puede medir hasta 2 metros, muestra una coloración pardusca pero en tonos variables, con casos de albinismo más frecuentes que en otras cobras (aunque todavía raros) como éste de la foto siguiente (Farm Snake, Bangkok)

Las cobras asiáticas se alimentan de roedores, sapos y pequeños reptiles, incluidas otras serpientes.
Ovípara, Naja kaouthia pone de 25 a 45 huevos.

COBRA NORTEAFRICANA
Naja haje (Linnaeus, 1758)
Ejemplar subadulto de Naja haje, forma negra de Marruecos, que algunos autores consideran subespecie de Naja haje (N. h. legionis), o incluso especie distinta (Naja legionis).

Se la llama "cobra norteafricana" porque está distribuida por África septentrional, aunque de manera fraccionada. Los ejemplares mayores pueden medir 2,4 metros, y son más robustos que las cobras asiáticas. La población de Marruecos se distingue por su color (negro brillante los ejemplares adultos) y el tamaño menor (100-160 cm, máximo 185 cm). El ejemplar que se muestra en las fotos pertenece a la población marroquí
La cobra fotografiada en su terrario.
Este ejemplar está próximo a mudar.

La cobra norteafricana, de escamas brillantes y cuerpo lustroso, vive en regiones semidesérticas (predesierto con arbustos, sabana, palmerales). Es activa en el crepúsculo, pasando el resto del día oculta en madrigueras de animales o bajo rocas. Se alimenta sobretodo de sapos y pequeños mamíferos.
No es agresiva, y suele dar varias advertencias antes de lanzarse a morder. El veneno es abundante y potente. No puede lanzarlo a los ojos como hacen otras cobras (Naja nigricollis, N. mossambica y N. pallida en África).
Ovípara, las hembras ponen de 10 a 20 huevos.

COBRA DEL CABO
Naja nivea (Linnaeus, 1758)
Cobra del Cabo.
Esta cobra africana presenta variaciones geográficas en su coloración, reconociéndose formas amarillas, pardas, amarillas con puntos negros, o bien completamente negras, si bien la forma más común es la amarilla. Tiene la cabeza redondeada con el hocico ligeramente puntiagudo. Escamas dorsales lisas. Es una cobra de tamaño mediano, que suele medir unos 150 cm y un máximo de 180 cm de longitud (machos; las hembras son más pequeñas).
La opacidad del ojo indica la proximidad de la muda.

La cobra del Cabo está difundida por Sudáfrica, Bostwana y Namibia, en sabanas secas y semidesiertos. Es activa durante el día, y se alimenta de una gran variedad de presas, entre las que se incluyen otras serpientes y pájaros tejedores; la cobra trepa muy bien a los árboles para buscar los nidos de estos pájaros.
No es una cobra esputante (no puede lanzar su veneno a los ojos como hacen otras cobras) pero su veneno es muy tóxico, y puede matar a un hombre adulto. La serpiente es además agresiva. Enemigos: mamíferos carnívoros, aves de presa, y otras serpientes.
Ovípara, pone de 8 a 20 huevos.

COBRA REAL
Ophiophagus hannah (Cantor, 1836)
Ejemplar subadulto de cobra real.

La cobra real es una serpiente ampliamente distribuida por el Sur de Asia, en bosques, siempre cerca del agua, y con una coloración bastante variable; algunas son amarillentas, otras son oscuras, aceitunadas e incluso negras, con unas rayas transversales, oscuras o claras, que pueden estar muy señaladas o no notarse apenas.
Se distingue de las cobras del género Naja por la presencia de un par de escamas postoccipitales detrás de la cabeza y su cola de mayor longitud. Es la serpiente venenosa más larga del mundo: mide de 3 a 5 metros. Es también el ofidio más inteligente: en cautividad es capaz de llegar a reconocer a su cuidador, después de un tiempo, y dejarse manipular por él (y sólo por él) sin reaccionar.

La cobra real depreda sobre todo serpientes, pero tambien, ocasionalmente, pequeños mamíferos como ratas.
Es muy venenosa, pero su modo de vida, en lo más profundo del bosque, la aleja del hombre, lo que se traduce en pocas mordeduras.
La cobra real se empareja cuando cría. La hembra construye un nido con restos vegetales que los aparta con la cabeza formando así un colchón sobre el cual deposita los huevos (20-50), y tanto ella como el macho vigilarán la puesta juntos.

KRAIT BANDEADO
Bungarus fasciatus (Schneider, 1801)
Búngaro fotografiado durante una exhibición en la Farm Snake de Bangkok.

El cuerpo de esta serpiente está anillado de negro y amarillo (a veces blanco), y la elevada columna vertebral le da una sección transversal triangular. Tiene la cola roma. Longitud total: 1,5 a 2,3 metros.
Es muy tímido, y cuando se le sorprende durante el día sólo se le ocurre esconder la cabeza entre las espirales de su cuerpo y sin intentar morder, pero por la noche se vuelve más activo y peligroso. Su veneno es muy tóxico (aunque otras especies de Bungarus lo tienen más mortífero aún).
Ampliamente difundido por el Sudeste asiático, en herbazales de tierras bajas y siempre cerca del agua.
Estrictamente nocturno, se alimenta de reptiles y pequeños mamíferos.
Ovíparo: de 6 a 12 huevos.

SERPIENTE PARDA COMÚN o SERPIENTE PARDA ORIENTAL
Pseudonaja textilis (Duméril, Bibron & Duméril, 1854)

El género Pseudonaja comprende las brownsnakes o serpientes pardas, así llamadas por los tonos generalmente marrones de sus libreas. Se conocen varias especies de estos ofidios en Australia:
Pseudanaja affinis (Günther, 1872) "dugite", P. guttata (Parker, 1926), P. ingrami (Boulenger, 1908) serpiente parda de Ingram, P. modesta (Günther, 1872) serpiente parda anillada, P. nuchalis (Günther, 1858) serpiente parda occidental o "gwardar", y la especie que nos ocupa P. textilis, que es la serpiente parda común.

Con una coloración variable (más clara en los ejemplares norteños, y más oscura, a veces negruzca, en los del sur), pero en adultos siempre uniforme, la serpiente parda oriental tiene la cabeza poco o nada diferenciada del cuello, y el cuerpo, de hasta 2,4 metros, pero habitualmente 150-180 cm, es estilizado. Ojos grandes de pupila redonda. En conjunto se parece mucho a las culebras mediterráneas, y, lo mismo que ellas, es diurna y activa depredadora. Se mueve con rapidez, siempre alerta. Pseudonaja textilis ocupa una gran variedad de hábitats, aunque muestra preferencia por las áreas más secas. Se distribuye por la región oriental de Australia, desde Queensland al sur, y en ciertas áreas del Territorio del Norte.
La serpiente parda común come con voracidad todo lo que se le presenta (pequeños lagartos, anfibios, pájaros) y se ha convertido en una eficiente cazadora de ratones (Mus musculus), introducidos en Australia por el hombre blanco (una de las pocas serpientes que se ha beneficiado de la llegada de éste a la isla).
Pseudonaja textilis está dotada de un potentísimo veneno, LD50 = 0,056 mg/kg vía subcutánea, pero inyecta cantidades muy pequeñas de veneno (3-4 mg; los ejemplares de más de 2 metros de Queensland hasta 40 mg). Es la serpiente que más mordeduras graves ocasiona en Australia entre los humanos.
Ovípara, puede poner hasta 30 huevos.

SERPIENTE TIGRE DE AUSTRALIA
Notechis scutatus (Peters, 1861)

Con el nombre de "serpiente tigre" se conocen dos especies de ofidios del género Notechis: N. scutatus (serpiente tigre común o continental, con dos subespecies: N. s. scutatus y N. s. occidentalis) y N. ater (la serpiente tigre negra, en áreas costeras del sur, en varias islas y en Tasmania; reconocidas cuatro subespecies).

Notechis scutatus, la serpiente tigre común, es un ofidio de cuerpo robusto y cabeza lustrosa ligeramente diferenciada del cuello. Aunque se conocen ejemplares que han llegado a medir 2 metros, por lo general su tamaño está en 0,9-1,2 metros. La coloración de su librea es muy variable. El color de fondo puede ser marrón, grisáceo u oliváceo, con unas bandas transversales más claras, frecuentemente amarillentas, que sin embargo a veces pueden faltar.
A la serpiente tigre siempre se la asocia a lugares bien abastecidos de agua (pantanos, cerca de ríos o lagos) en donde captura sus presas favoritas: las ranas.
Notechis scutatus es irritable, y por ello temible, porque dispone de un veneno abundante (35-85 mg) y particularmente potente, fuertemente neurotóxico y coagulante, también hemolítico y citotóxico, con presencia de algunas miotoxinas. Curiosamente en su sangre se ha encontrado una proteína (llamada NSI o "Notechis scutatus Inhibitor") que actúa como factor de proteccón para la serpiente frente a su propio veneno y que en un ensayo en laboratorio fue inyectada en varios ratones y los protegió frente a los venenos de otras cinco especies de serpientes muy diferentes entre sí (Pseudonaja textilis, Naja melanoleuca, Daboia russelli, Bothrops alternatus, y Agkistrodon bilineatus).

Aunque la serpiente tigre es todavía común en muchas áreas, el número de sus efectivos se ha reducido drásticamente, debido a la alteración, cuando no reducción, de su hábitat.
Notechis scutatus es ovovivípara y muy prolífica: aunque generalmente las hembras dan a luz a unas 35 crías, se conoce un caso de 80 neonatos en una sola y única camada.

MAMBA NEGRA
Dendroaspis polylepis (Günther, 1864)
Dendroaspis significa "áspid de los árboles", y es el género al que pertenecen las mambas.
La mamba negra, con sus 4 metros de longitud como máximo (habitualmente 2,7-3 metros), pasa por ser la serpiente venenosa más larga de África, y la segunda del mundo (sólo por debajo de la cobra real).
No es negra, sino marrón o gris, pero el interior de su boca sí es negro, y la serpiente lo muestra cuando se defiende, levantando la cabeza y aplanando el cuello. Tiene el cuerpo musculado y la cola larga.
Es muy vigilante y ágil, pudiendo reptar a gran velocidad (es la más rápida de todas las serpientes, pero sólo en distancias cortas y siempre que la naturaleza del terreno lo permita).
La mamba negra está dotada de un potente veneno, y su mordedura puede causar la muerte de un hombre adulto. Gota por gota, su veneno es más tóxico que el de la cobra (Naja naja), con una LD50 = 0,28 mg/kg medida en ratones por vía subcutánea, y sólo el antídoto monovalente puede salvar la vida. Aún así, causa pocos accidentes en su tierra natal, que es África oriental y del sur, en sabanas boscosas y monte bajo.
Diurna, se alimenta sobretodo de pequeños mamíferos.
Aunque es buena trepadora, es menos arbórea que sus parientes verdes.

MAMBA VERDE
Dendroaspis angusticeps (Smith, 1849)
Mamba verde fotografiada en una exposición de animales venenosos (Museu Blau, Barcelona)

Con su cuerpo aerodinámico, la mamba verde se desliza con excepcional agilidad por las ramas de los árboles.
La mamba verde tiene la cabeza estrecha y alargada, con ojos de tamaño mediano de pupila redonda. Destaca por su color verde esmeralda que la camufla muy bien en su medio. Tamaño: hasta 220 cm.
La mamba verde Dendroaspis angusticeps se distribuye por África oriental, desde Kenya a Natal, Sudáfrica, en sabanas y bosques abiertos; es una serpiente exclusivamente arbórea.
De hábitos diurnos, captura pájaros y pequeños mamíferos.
Las mambas verdes son menos venenosas que la mamba negra; Dendroaspis angusticeps tiene una LD50 = 3,05 mg/kg (ratón blanco), vía subcutánea, y en una mordedura suele inocular unos 60-90 mg de veneno.
Ovípara, la hembra pone hasta 14 huevos en octubre-noviembre. En período reproductor los machos pelean en combates ritualizados, terminando con la retirada del más débil.
Además de la presente, existen otras dos especies de mamba verde: Dendroaspis viridis (oeste de África, del Senegal al delta del río Níger) y D. jamesoni, en África ecuatorial (occidental, central y parte de oriental), con dos subespecies conocidas.





Fotografías hechas en
Farm Snake de Bangkok (Tailandia), año 2009
Museu Blau (Museo de Ciencias Naturales de Barcelona), Exposición temporal "Enverinats", años 2014-2015
Faunia, Parque Temático de Naturaleza, Madrid, año 2016.